Powered By Blogger

martes, 21 de febrero de 2012

Comenzar por el principio

APARECE  LA CODICIA:
Cuando los llamados conquistadores encabezados por el Almirante Cristóbal Colón, descubren el potencial perlífero de la isla Cubagua y aunado al hecho de observar que nuestros  indígenas lucían el oro, bien pendiendo de sus orejas o en el pecho, se abrieron sus esperanzas de enriquecimiento: la codicia, el sueño de El Dorado, la ceguedad derivada de la ambición por apropiarse de aquellos minerales, incluyendo la tierra, en nombre del Dios Todopoderoso y su representante aquí en la tierra El Rey.
Son estas prerrogativas las que abren los primeros caminos en la formación de lo que hoy en día  se identifica como el Oriente de Venezuela, en donde se inserta el Puerto La Cruz, del cual nos ocupamos.
A lo largo de la costa hallaron el oro y las perlas que exhibían nuestros aborígenes, cuando estos se acercaron a las seis naves que realizaron el tercer viaje (1498) con la intención de explorar a fondo la tierra firme.
EL MITO DE EL DORADO
Una vez que se propaga y enciende el mito de El Dorado, en la imaginación y ojos de la marinería española, ya no cederán en su ansia de riqueza excepto que el deslumbramiento por las perlas, que son bienes de rápido cambio en dinero, se detienen hasta que el agotamiento de aquellos ostrales, a causa de la explotación sin misericordia e indiscriminada, se restituye aquel mito con más fuerza que impulsa al descubrimiento y conquistas de la tierra firme.
Al comienzo lucen una conducta “civilizada” para con los aborígenes. Pero en la medida que avanzan en sus expediciones se apartan, dando paso a los secuestros, las violaciones de sus mujeres, las prácticas de esclavitud se generalizan estimulando el rechazo de las distintas naciones que habitaban la zona. Esta situación se agrava con la explotación perlífera en Cubagua que demanda, a niveles muy elevados, la presencia de los indios para el buceo de las perlas mediante el atropello constante.
LA COLONIZACIÓN
En 1503 la reina Isabel la Católica decreta una licencia que autoriza la esclavitud de los aborígenes, abriendo las puertas al abuso. En 1515 ya la iglesia católica se instalaba en Cumaná por intermedio de los monjes franciscanos y en Chiriviche (hoy Santa Fe de Sucre) los monjes dominicos dando inicio a la empresa evangelizadora. Es de recordar que en su segundo viaje Cristóbal Colón se hizo acompañar por varios franciscanos, que a partir de allí siguió enviando  expediciones hasta que en 1505 constituyeron en La Española (Haití y República Dominicana)  la primera orden misionera. En 1510 llegan los primeros misioneros dominicos y se dedican a predicar contra la explotación de los indios. El Rey de España por intermedio de las autoridades de la española, se pone de parte de los perleros y la tropa y critica severamente las tesis de los dominicos, asegurando que por causa de aquella predicación los naturales se rebelaban retrasando la obra civilizadora.    
Los historiadores han mostrado suficiente documentación donde se aprecia cómo la monarquía española otorgó franquicias y “mercedes” que aperturan los nuevos negocios en las Indias. En 1495se planifica el embarque de ganado a la Española y en 1497 se establecen normas para la adjudicación de las tierras descubiertas y se priorizan las facilidades para que el Almirante Colón llevase personas de variados oficios.
Fue de tal magnitud la importancia que dio la monarquía a la colonización de las Indias que entre las facilidades que se daban se destacaban el pasaje gratuito, otorgamiento de tierras, ganado, semillas, herramientas para labranzas y hasta premios a la producción.
DESPUES DE COLÓN: OJEDA
En 1499 Alonso de Ojeda emprende su iniciativa particular de viajar a las Indias acogiéndose a la orden real del 20 de mayo de 1495 que le permite descubrir y rescatar en aquellas tierras. Había acompañado al almirante durante su segundo viaje y cuando toma la decisión de viajar por su cuenta y riesgo contaba con veinticinco años de edad. Se apertrecha, además con una copia del mapa que Colón entregó a los reyes de España. Adicionalmente se hizo acompañar por Juan de la Cosa que fue compañero del Almirante en sus travesías.
Ojeda costea toda la tierra firma comprendida desde las desembocaduras del Esequibo y el Orinoco, hasta el lago de Coquibacoa (hoy de Maracaibo). Se orillaron en Paria, cruzaron la Boca de Serpiente, recorrieron el Delta y salieron a la Boca de Drago bordeando la costa guayanesa. Este recorrido ya lo había realizado el Almirante Colón, pero de allí en adelante el recorrido de Ojeda fue por tierras inexploradas. Cuando avistan a la isla de Margarita, bordeándola, Ojeda desembarca y la recorre caminando largos trechos. De Margarita se dirigen más abajo y descubre el Golfo de Cariaco pasando frente a lo que después sería Cumaná y de allí va hasta Maracapana, donde se detienen por espacio de treinta y siete días en un puerto del que expresa Ojeda “el mejor del mundo”. Allí se encargan de adobar y carenar sus navíos y hasta fabrican un bergantín. 
En la continuación de su viaje Ojeda llegó hasta Chichiriviche (Falcón) en donde se encontró una indiada enardecida y sonando tambores de guerra. De allí pasaron a la que llamaron Isla de Gigantes (Curazao) y más tarde entraron en un golfo que los indios denominaban Coquibacoa donde cautivaron un grupo de indias. Una de estas viajó a España, Isabel se llamaba, y fue amante de Ojeda. 
En virtud del relativo éxito alcanzado por Ojeda en esta primera aventura, a mediados del año 1500  los Reyes Católicos autorizan un segundo viaje encomendándoles diversas tareas que mostraban una generosidad inusitada para con un individuo de rebajada reputación. Había todo un expediente en su contra que pasaba por robo de armas, secuestro de naves en alta mar, saqueador de bodegas de gente hidalga, e incluso se le acusaba de querer asesinar al almirante Colón para adueñarse de la fortuna de este. Pero aún así, los reyes no se detuvieron y nombraron a Ojeda gobernador de la isla Coquibacoa convirtiéndose en el primer representante de la corona Española  en las Indias.     
Antes de zarpar en su viaje, Ojeda se asocia con Juan Vergara y García de Ocampo conviniendo asumir los costos del viaje en partes iguales, quedando sus bienes obligados no solo los que al momento poseían sino también los que a futura tuvieran a bien obtener. Igualmente convienen en repartirse paritariamente el sueldo de gobernador, y todas las ganancias que tal actividad involucrase. Esta negociación fue debidamente asentada y registrada, como Dios manda.
Salen desde el puerto de Cádiz a comienzos del año 1502, comandando cuatro naves con nombres bien santísimos: Santa Magdalena, Santa Ana, Santa María de la Granada y Santa María Antigua. Cuando avistan las costas de Paria intentan desembarcar y encuentran la resistencia de los aledaños, haciéndolos continuar su ruta. Llegan a Cubagua y recuerdan que esa zona les está vedada. Siguen a tierra firme con insuficiencia de bastimentos y desde Cumaná hasta Maracapana causan incendios, matan centenares de indios, roban y secuestran varias mujeres que Vergara y Ocampo se reservan las mejores.
Siguen su viaje hasta llegar a Coquibacoa donde Ojeda toma posesión y da inicio al levantamiento de una fortaleza.       
EN PARALELO: CRISTOBAL GUERRA
Simultáneamente, en 1499, un poco después que zarpa Ojeda, se embarca una expedición comandada por Cristóbal Guerra y Pero Alonso Niño. Estos llegan a Paria recorriendo toda la costa deteniéndose en varios parajes donde intercambian con los indígenas baratijas de todo tipo como alfileres, espejitos, cuentas de cristal… a cambio de oro, perlas y comida abundante.
Hay dos aspectos que diferencian esta expedición comparada con las de Cristóbal Colón y Alonso de Ojeda, y que la revisten en ese sentido de un cierto impacto en las relaciones de los españoles con los naturales:
1º. Se establece un mecanismo mercantil mediante el cual se crea un patrón de intercambio: tantos alfileres por un pavo o por un pato, una paloma…una perla. Era la primera vez que se tiene conocimiento del regateo.
2º. La gran cantidad de perlas acopiadas mediante el procedimiento anteriormente descrito, les permitió superar con creces sus resultados mercantiles.
Otro asunto relevante de este viaje es el referido al descubrimiento de las salinas de Araya entre enero y febrero de 1500. Araya pasó más tarde a ser un nuevo atractivo de los navíos extranjeros, una vez que se produce el agotamiento de los ostrales de Cubagua y de todas las costas del oriente.
La gran cantidad de perlas llevadas a España por Guerra y Niño impulsan nuevas expediciones. Guerra volverá por dos veces consecutivas, su codicia crece hasta extremos de locura y por ello se acentúa el atropello contra los indígenas y la esclavitud se expande a lo largo de nuestras costas y finalmente innumerables muertos. 
No hay lugar a dudas que a partir de esta presencia – Guerra y Niño —  la riqueza generada por la actividad perlífera multiplica el atractivo de los españoles. Pero adicionalmente  los conquistadores comenzaron a ver la potencial fuente de riqueza que representaban los pobladores aborígenes por su condición de mano de obra barata. De modo que el asentamiento y arraigo de los invasores a esta tierra, estuvo signado por la dualidad perlas-mano de obra.
LA IGLESIA CATÓLICA EN VIVO Y DIRECTO  
La Española se convierte en el epicentro del poder de la monarquía en las Indias Americanas. Desde allí se emiten providencias y mandatos para someter a los indios a que fuesen cristianos, a que se convirtiesen y se incorporen a la comunión de los fieles. “Pero los indios no lo han querido ni permitido –decía la autoridad—sino más bien se resistían a ser doctrinados en la Fe y hacían la guerra a quienes le traen la verdad, y lejos de aceptar a Jesucristo idolatran dioses perversos y sacrifican a sus hermanos. Desconocen que estas tierras pertenecen al Reino de Dios Todopoderoso, que está en el cielo, y un Papa, vicario del señor en la tierra, y sus representantes a quienes dio este Nuevo Mundo: los Reyes de Castilla”.
Con estos preceptos justifican nuevas entradas en la costa oriental atrapando indios en cantidades insólitas, pero exhibidos como grandes trofeos derivados de aquella verdadera cacería humana. Los Reyes concedieron permiso para que las autoridades de La Española pudiesen pescar y rescatar perlas.
Es el año de 1513 y comienzan los rumores en contra de los abusos que se cometían con la población indígena. Aparecen los frailes dominicos en La Española, con la colaboración de los indios construyen sus rancherías que servirán de iglesias, y comienzan a predicar el Evangelio.