En una diminuta capilla
ubicada en las orillas del Neverí, en el sitio de “Los Mangos”, los pobladores
de Curaguaro, Cambural, Carraspozo y otros caseríos aledaños, rinden tributo al
“Ánima del Uvero”.
Cuenta la señora Trina
Maita que hace unos cuantos años se ahogó una niña en un caserío llamado
Pardillar, ubicado en las serranías del Turimiquire, y a los cuatro días ella
la encontró a la “pata” de un uvero, en el mismo sitio donde se le hizo su
capilla, y cuál fue su sorpresa que “aquella niña estaba intacta, paradita,
sanita como si nada la hubiese tocado”.
Allí, en el mismo lugar,
fue enterrada, y los pobladores del lugar le rinden tributo a la niña, dándole
el nombre de Ánima del Uvero, en razón de sus poderes milagrosos.
Muchas personas dan sus
testimonios que le han pedido por su salud, le rezan para que su alma de virgen
perdure en la paz, y ella en retribución le ha dado indicaciones en sus sueños
para mejorar su salud.
También están los que
piden por que el invierno traiga la prosperidad en las cosechas y para que el
rio siga siendo una fuente de vida y un medio de producción y resultados
positivos en sus faenas.
(Del libro inédito:
Puerto La Cruz, de un lugar a otro)
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