APARECE LA
CODICIA:
Cuando los llamados
conquistadores encabezados por el Almirante Cristóbal Colón, descubren el
potencial perlífero de la isla Cubagua y aunado al hecho de observar que
nuestros indígenas lucían el oro, bien pendiendo de sus orejas o en
el pecho, se abrieron sus esperanzas de enriquecimiento: la codicia, el sueño
de El Dorado, la ceguedad derivada de la ambición por apropiarse de aquellos
minerales, incluyendo la tierra, en nombre del Dios Todopoderoso y su
representante aquí en la tierra El Rey.
Son estas prerrogativas
las que abren los primeros caminos en la formación de lo que hoy en día se
identifica como el Oriente de Venezuela, en donde se inserta el Puerto La Cruz,
del cual nos ocupamos.
A lo largo de la costa
hallaron el oro y las perlas que exhibían nuestros aborígenes, cuando estos se
acercaron a las seis naves que realizaron el tercer viaje (1498) con la
intención de explorar a fondo la tierra firme.
EL MITO DE EL DORADO
Una vez que se propaga y
enciende el mito de El Dorado, en la imaginación y ojos de la marinería
española, ya no cederán en su ansia de riqueza excepto que el deslumbramiento
por las perlas, que son bienes de rápido cambio en dinero, se detienen hasta
que el agotamiento de aquellos ostrales, a causa de la explotación sin
misericordia e indiscriminada, se restituye aquel mito con más fuerza que
impulsa al descubrimiento y conquistas de la tierra firme.
Al comienzo lucen una
conducta “civilizada” para con los aborígenes. Pero en la medida que avanzan en
sus expediciones se apartan, dando paso a los secuestros, las violaciones de
sus mujeres, las prácticas de esclavitud se generalizan estimulando el rechazo
de las distintas naciones que habitaban la zona. Esta situación se agrava con
la explotación perlífera en Cubagua que demanda, a niveles muy elevados, la
presencia de los indios para el buceo de las perlas mediante el atropello
constante.
LA COLONIZACIÓN
En 1503 la reina Isabel
la Católica decreta una licencia que autoriza la esclavitud de los aborígenes,
abriendo las puertas al abuso. En 1515 ya la iglesia católica se instalaba en
Cumaná por intermedio de los monjes franciscanos y en Chiriviche (hoy Santa Fe
de Sucre) los monjes dominicos dando inicio a la empresa evangelizadora. Es de
recordar que en su segundo viaje Cristóbal Colón se hizo acompañar por varios
franciscanos, que a partir de allí siguió enviando expediciones
hasta que en 1505 constituyeron en La Española (Haití y República Dominicana) la
primera orden misionera. En 1510 llegan los primeros misioneros dominicos y se
dedican a predicar contra la explotación de los indios. El Rey de España por
intermedio de las autoridades de la española, se pone de parte de los perleros
y la tropa y critica severamente las tesis de los dominicos, asegurando que por
causa de aquella predicación los naturales se rebelaban retrasando la obra
civilizadora.
Los historiadores han
mostrado suficiente documentación donde se aprecia cómo la monarquía española
otorgó franquicias y “mercedes” que aperturan los nuevos negocios en las
Indias. En 1495se planifica el embarque de ganado a la Española y en 1497 se
establecen normas para la adjudicación de las tierras descubiertas y se
priorizan las facilidades para que el Almirante Colón llevase personas de
variados oficios.
Fue de tal magnitud la
importancia que dio la monarquía a la colonización de las Indias que entre las
facilidades que se daban se destacaban el pasaje gratuito, otorgamiento de
tierras, ganado, semillas, herramientas para labranzas y hasta premios a la producción.
DESPUES DE COLÓN: OJEDA
En 1499 Alonso de Ojeda
emprende su iniciativa particular de viajar a las Indias acogiéndose a la orden
real del 20 de mayo de 1495 que le permite descubrir y rescatar en aquellas
tierras. Había acompañado al almirante durante su segundo viaje y cuando toma
la decisión de viajar por su cuenta y riesgo contaba con veinticinco años de
edad. Se apertrecha, además con una copia del mapa que Colón entregó a los
reyes de España. Adicionalmente se hizo acompañar por Juan de la Cosa que fue
compañero del Almirante en sus travesías.
Ojeda costea toda la
tierra firma comprendida desde las desembocaduras del Esequibo y el Orinoco,
hasta el lago de Coquibacoa (hoy de Maracaibo). Se orillaron en Paria, cruzaron
la Boca de Serpiente, recorrieron el Delta y salieron a la Boca de Drago
bordeando la costa guayanesa. Este recorrido ya lo había realizado el Almirante
Colón, pero de allí en adelante el recorrido de Ojeda fue por tierras
inexploradas. Cuando avistan a la isla de Margarita, bordeándola, Ojeda
desembarca y la recorre caminando largos trechos. De Margarita se dirigen más
abajo y descubre el Golfo de Cariaco pasando frente a lo que después sería
Cumaná y de allí va hasta Maracapana, donde se detienen por espacio de treinta
y siete días en un puerto del que expresa Ojeda “el mejor del mundo”. Allí se
encargan de adobar y carenar sus navíos y hasta fabrican un bergantín.
En la continuación de su
viaje Ojeda llegó hasta Chichiriviche (Falcón) en donde se encontró una indiada
enardecida y sonando tambores de guerra. De allí pasaron a la que llamaron Isla
de Gigantes (Curazao) y más tarde entraron en un golfo que los indios
denominaban Coquibacoa donde cautivaron un grupo de indias. Una de estas viajó
a España, Isabel se llamaba, y fue amante de Ojeda.
En virtud del relativo
éxito alcanzado por Ojeda en esta primera aventura, a mediados del año 1500 los
Reyes Católicos autorizan un segundo viaje encomendándoles diversas tareas que
mostraban una generosidad inusitada para con un individuo de rebajada
reputación. Había todo un expediente en su contra que pasaba por robo de armas,
secuestro de naves en alta mar, saqueador de bodegas de gente hidalga, e
incluso se le acusaba de querer asesinar al almirante Colón para adueñarse de
la fortuna de este. Pero aún así, los reyes no se detuvieron y nombraron a
Ojeda gobernador de la isla Coquibacoa convirtiéndose en el primer
representante de la corona Española en las Indias.
Antes de zarpar en su
viaje, Ojeda se asocia con Juan Vergara y García de Ocampo conviniendo asumir
los costos del viaje en partes iguales, quedando sus bienes obligados no solo
los que al momento poseían sino también los que a futura tuvieran a bien obtener.
Igualmente convienen en repartirse paritariamente el sueldo de gobernador, y
todas las ganancias que tal actividad involucrase. Esta negociación fue
debidamente asentada y registrada, como Dios manda.
Salen desde el puerto de
Cádiz a comienzos del año 1502, comandando cuatro naves con nombres bien
santísimos: Santa Magdalena, Santa Ana, Santa María de la Granada y Santa María
Antigua. Cuando avistan las costas de Paria intentan desembarcar y encuentran
la resistencia de los aledaños, haciéndolos continuar su ruta. Llegan a Cubagua
y recuerdan que esa zona les está vedada. Siguen a tierra firme con
insuficiencia de bastimentos y desde Cumaná hasta Maracapana causan incendios,
matan centenares de indios, roban y secuestran varias mujeres que Vergara y Ocampo
se reservan las mejores.
Siguen su viaje hasta
llegar a Coquibacoa donde Ojeda toma posesión y da inicio al levantamiento de
una fortaleza.
EN PARALELO: CRISTOBAL
GUERRA
Simultáneamente, en
1499, un poco después que zarpa Ojeda, se embarca una expedición comandada por
Cristóbal Guerra y Pero Alonso Niño. Estos llegan a Paria recorriendo toda la
costa deteniéndose en varios parajes donde intercambian con los indígenas
baratijas de todo tipo como alfileres, espejitos, cuentas de cristal… a cambio de
oro, perlas y comida abundante.
Hay dos aspectos que
diferencian esta expedición comparada con las de Cristóbal Colón y Alonso de
Ojeda, y que la revisten en ese sentido de un cierto impacto en las relaciones
de los españoles con los naturales:
1º. Se establece un
mecanismo mercantil mediante el cual se crea un patrón de intercambio: tantos
alfileres por un pavo o por un pato, una paloma…una perla. Era la primera vez
que se tiene conocimiento del regateo.
2º. La gran cantidad de
perlas acopiadas mediante el procedimiento anteriormente descrito, les permitió
superar con creces sus resultados mercantiles.
Otro asunto relevante de
este viaje es el referido al descubrimiento de las salinas de Araya entre enero
y febrero de 1500. Araya pasó más tarde a ser un nuevo atractivo de los navíos
extranjeros, una vez que se produce el agotamiento de los ostrales de Cubagua y
de todas las costas del oriente.
La gran cantidad de
perlas llevadas a España por Guerra y Niño impulsan nuevas expediciones. Guerra
volverá por dos veces consecutivas, su codicia crece hasta extremos de locura y
por ello se acentúa el atropello contra los indígenas y la esclavitud se
expande a lo largo de nuestras costas y finalmente innumerables muertos.
No hay lugar a dudas que
a partir de esta presencia – Guerra y Niño — la riqueza generada por
la actividad perlífera multiplica el atractivo de los españoles. Pero
adicionalmente los conquistadores comenzaron a ver la potencial
fuente de riqueza que representaban los pobladores aborígenes por su condición
de mano de obra barata. De modo que el asentamiento y arraigo de los invasores
a esta tierra, estuvo signado por la dualidad perlas-mano de obra.
LA IGLESIA CATÓLICA EN
VIVO Y DIRECTO
La Española se convierte
en el epicentro del poder de la monarquía en las Indias Americanas. Desde allí
se emiten providencias y mandatos para someter a los indios a que fuesen
cristianos, a que se convirtiesen y se incorporen a la comunión de los fieles. “Pero los indios no
lo han querido ni permitido –decía la autoridad—sino más bien se resistían a
ser doctrinados en la Fe y hacían la guerra a quienes le traen la verdad, y
lejos de aceptar a Jesucristo idolatran dioses perversos y sacrifican a sus
hermanos. Desconocen que estas tierras pertenecen al Reino de Dios Todopoderoso,
que está en el cielo, y un Papa, vicario del señor en la tierra, y sus
representantes a quienes dio este Nuevo Mundo: los Reyes de Castilla”.
Con estos preceptos
justifican nuevas entradas en la costa oriental atrapando indios en cantidades
insólitas, pero exhibidos como grandes trofeos derivados de aquella verdadera
cacería humana. Los Reyes concedieron permiso para que las autoridades de La
Española pudiesen pescar y rescatar perlas.
Es el año de 1513 y
comienzan los rumores en contra de los abusos que se cometían con la población
indígena. Aparecen los frailes dominicos en La Española, con la colaboración de
los indios construyen sus rancherías que servirán de iglesias, y comienzan a
predicar el Evangelio.
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