¿Dónde se lava mejor?
Dos destacados
caballeros del mundo mercantil se encuentran en un reconocido centro nocturno
de Puerto La Cruz. El lugar estaba medianamente lleno y la música de
fondo podía escucharse sin que los asistentes tuviesen que gritar. Los sujetos
muestran una imagen ostentosa; se saludan efusivamente y toman una mesa alejada
de la espaciosa barra, se diría que bien apropiada para hablar de negocios. El
mesonero retira un pequeño cartel que decía “Reservado”. Cada uno va acompañado
con varios individuos, seguramente guardaespaldas. Toman sus asientos y después
del acostumbrado diálogo inicial, brindis de por medio, se desarrolla el
siguiente diálogo:
--¡Déjese de ronchas
hermano! ¿Cómo se le ocurre? Mire nomás todo lo que hemos alcanzado: una red de
farmacias, unos cuantos edificios, una catajarria de médicos, orgullosísimos
con un amor frenético a la platica, enfermeras y personal administrativo,
equipos de buena tecnología y pare de contar..¡vea!..todo bajo
control..¡carajo!..hasta los parásitos de la federación los enjugamos, caritos
pero no nos echan vainita. No hermano, aquellos tiempos de lavacarros pasaron,
y hasta la bendición de esos men del centro médico de lecherías tenemos. ¡Todo
legal paisa! Seniat, alcaldías, seguro social, y toda esa pendejada de impuestos
pa´mantener ese ejercito de flojos que hay en el gobierno hermano. Fíjese
hermano qué tan bueno tan buena ha sido mi maquinita que no hay necesidad de
estar viviendo aquí permanentemente; todo lo puedo controlar desde mayami
hermanito. Esto se maneja solito hermanito. Pregúnteme cuántos afiliados
tenemos; ¿qué imagen tenemos en estos pueblos hermanito? No hermano, nosotros
colonizamos este paícito hermano. Colón lo descubrió, nuestra santa iglesia lo
catequizó y nosotros lo aprovechamos mejor que los americanos, sin guerra, sin
espías, sin altas tecnologías, así humildemente hermano. Y le digo algo
hermano, nuestra filosofía es que los mediquitos hagan su trabajo, eso de estar
peleando contra eso que llaman barrio adentro se lo dejamos a ellos, mi empresa
nada que ver. Yo recibo mi platica y eso es lo importante.
--Sin barraqueras
paisa. Usted alardea de sus edificios, de sus farmacias y su gran lista
de subordinados. Pero préstele atención a lo que voy a decirle paisa: ¿cuántos
vericuetos debe sortear para llegar a lo más importante que es la platica en
sus bolsillos hermano? En cambio míreme, mire mi negocio: sin mayores vainas
¿cuánto me produce cada sorteito diario? Hágase la pregunta . ¡Hay
hermanito! Yo a las trece horas del día ya estoy recibiendo los huevitos de mi
gallinita ponedora, que a la vez los reparto en créditos a esos guevones
vendedores de pescado, de verduras, y de cuanta verruga quieran vender esos
hijueputas buhoneros…hay hermanito eso es como la onda marina que va ensanchándose
hasta más no poder. Vea hermano, usté que es bueno pa´los números: calcule
cuanto resulta al año un interés de veinte por ciento diario, y cobrados por
anticipado…échele lápiz y verá hermano. Habla usted de su red de no sé
que ocho cuartos, pero yo hablo de mi red de buhoneros y ambulantes que cada
día solicitan más el recursito pa´comprase mercancía o cuanto antojito o vicio
tengan. Tampoco nos metemos en esos peos venezolanos siempre y cuando no
nos jodan hermano. Pa´eso existe la platica hermano pa´compra al más berraco
que se aparezca hermano. Hemos crecido tanto hermano que ya estamos acreditando
hasta siete palos y algunos clientes especiales con hasta veinte
hermanito…Quien quita hermano que en unos añitos más montemos un banco y
nuestra carita bien lavada, limpiecita, mirando de norte a sur este país tan
lleno de oportunidades y estos venezolanos guevones que no saben qué hacer.
Las
carcajadas son profusas y la algarabía que embarga a los sujetos se ve
reforzada cuando llegan dos hembras, buenotas, pomposas, acaneladas, culitos de
abejas, esperadas ansiosamente. Para seguir la juerga, se elevan los vasos con
guisqui dieciocho, y el tema de conversación se desvía por los caminos
cromáticos de Eros.