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miércoles, 29 de enero de 2014

En medio de la indiferencia pululan "negocios" raros.


¿Dónde se lava mejor?


Dos destacados caballeros del mundo mercantil se encuentran en un reconocido centro nocturno de Puerto La Cruz. El lugar  estaba medianamente lleno y la música de fondo podía escucharse sin que los asistentes tuviesen que gritar. Los sujetos muestran una imagen ostentosa; se saludan efusivamente y toman una mesa alejada de la espaciosa barra, se diría que bien apropiada para hablar de negocios. El mesonero retira un pequeño cartel que decía “Reservado”. Cada uno va acompañado con varios individuos, seguramente guardaespaldas. Toman sus asientos y después del acostumbrado diálogo inicial, brindis de por medio, se desarrolla el siguiente diálogo:

--¡Déjese de ronchas hermano! ¿Cómo se le ocurre? Mire nomás todo lo que hemos alcanzado: una red de farmacias, unos cuantos edificios, una catajarria de médicos, orgullosísimos con un amor frenético a la platica, enfermeras y personal administrativo, equipos de buena tecnología y pare de contar..¡vea!..todo bajo control..¡carajo!..hasta los parásitos de la federación los enjugamos, caritos pero no nos echan vainita. No hermano, aquellos tiempos de lavacarros pasaron, y hasta la bendición de esos men del centro médico de lecherías tenemos. ¡Todo legal paisa! Seniat, alcaldías, seguro social, y toda esa pendejada de impuestos pa´mantener  ese ejercito de flojos que hay en el gobierno hermano. Fíjese hermano qué tan bueno tan buena ha sido mi maquinita que no hay necesidad de estar viviendo aquí permanentemente; todo lo puedo controlar desde mayami hermanito. Esto se maneja solito hermanito. Pregúnteme cuántos afiliados tenemos; ¿qué imagen tenemos en estos pueblos hermanito? No hermano, nosotros colonizamos este paícito hermano. Colón lo descubrió, nuestra santa iglesia lo catequizó y nosotros lo aprovechamos mejor que los americanos, sin guerra, sin espías, sin altas tecnologías, así humildemente hermano. Y le digo algo hermano, nuestra filosofía es que los mediquitos hagan su trabajo, eso de estar peleando contra eso que llaman barrio adentro se lo dejamos a ellos, mi empresa nada que ver. Yo recibo mi platica y eso es lo importante.

 --Sin barraqueras paisa. Usted alardea de sus edificios, de sus  farmacias y su gran lista de subordinados. Pero préstele atención a lo que voy a decirle paisa: ¿cuántos vericuetos debe sortear para llegar a lo más importante que es la platica en sus bolsillos hermano? En cambio míreme, mire mi negocio: sin mayores vainas ¿cuánto me produce cada sorteito diario? Hágase la pregunta  . ¡Hay hermanito! Yo a las trece horas del día ya estoy recibiendo los huevitos de mi gallinita ponedora, que a la vez los reparto en créditos a esos guevones vendedores de pescado, de verduras, y de cuanta verruga quieran vender esos hijueputas buhoneros…hay hermanito eso es como la onda marina que va ensanchándose hasta más no poder. Vea hermano, usté que es bueno pa´los números: calcule cuanto resulta al año un interés de veinte por ciento diario, y cobrados por anticipado…échele lápiz y verá hermano. Habla usted de su red  de no sé que ocho cuartos, pero yo hablo de mi red de buhoneros y ambulantes que cada día solicitan más el recursito pa´comprase mercancía o cuanto antojito o vicio tengan. Tampoco nos metemos en esos peos venezolanos siempre y cuando no  nos jodan hermano. Pa´eso existe la platica hermano pa´compra al más berraco que se aparezca hermano. Hemos crecido tanto hermano que ya estamos acreditando hasta siete palos y algunos clientes especiales con hasta veinte hermanito…Quien quita hermano que en unos añitos más montemos un banco y nuestra carita bien lavada, limpiecita, mirando de norte a sur este país tan lleno de oportunidades y estos venezolanos guevones que no saben qué hacer.

Las carcajadas son profusas y la algarabía que embarga a los sujetos se ve reforzada cuando llegan dos hembras, buenotas, pomposas, acaneladas, culitos de abejas, esperadas ansiosamente. Para seguir la juerga, se elevan los vasos con guisqui dieciocho, y el tema de conversación se desvía por los caminos cromáticos de Eros. 


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